18 enero, 2007

Las Cosas de los Lazos Rojos..

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No hace mucho, escribiendo a una amiga, me despedí enviandole besos envueltos en lazos rojos..
Besos y lazos rojos..
Luego, pensé que eso me recordaba a algo.. pero no sabia a que.
La Cosa me ha estado dando vueltas por la cabeza varios dias, hasta que ayer que cai en la cuenta. Resulta q esos lazos rojos me recordaban a mi mismo y a un cuento que escribí hace ya algun tiempo, tres años para ser exacto..

Como lo que ahora me gustaria escribir todava se me atraganta en la garganta, cuelgo el cuento.. y santas pascuas..


EL REGALO

Entreabro un ojo.
Al rato…el otro. Desde siempre me he despertado así. Todas las mañanas del mundo. Supongo que me aterra la idea de encontrarme, de golpe, con la realidad y trato de afrontarla por pasos.
Decía que he abierto un ojo. El izquierdo. Y al hacerlo, me parece ver un pequeño bulto al otro lado de la cama. Parece un paquete. Salgo de dudas con mi ojo derecho. Es un paquete de color azul. Y lleva un espléndido lazo rojo.
Si me esforzase, sería fácil llegar a la conclusión que es un regalo.
Un regalo...
Paso un tiempo observándolo. Es sorprendente, pero no pienso en nada mientras pasan los minutos. Podía haber pensado en mil cosas, pero no se me ha ocurrido ninguna. A veces me pasa, se me acaban las ideas nada mas empezar.
Ando ahora con los ojos abiertos como platos.. mirando ese paquete con la misma cara que un idiota mira un mono pelarse un plátano.

Quien puede haber sido…? Y qué puede ser..? Nunca se que preguntarme primero, pero da igual, una cosa suele llevar a la otra.
De pronto, caigo en la cuenta y me entra el pánico..y si has sido tu..???
Entonces sí reacciono, me siento en la cama de un salto, como un magnífico acróbata de circo, y con una seguridad ridícula para el caso que nos ocupa, alargo mi brazo y cojo el regalo.
Asustado por esta iniciativa impropia de mí, dejo caer el regalo sobre mis piernas. Lo miro, pero no sucede nada.
Entonces dejo que mi mirada deambule por la habitación y observo que todas las paredes son blancas, que las ventanas son blancas, que el suelo es blanco y que en cambio las sabanas y las patas de la cama son verdes.
Lo que me lleva a pensar con toda seguridad, que no se donde estoy..


Miro de nuevo el paquete. Definitivamente es azul, con un lazo rojo.. Y es un regalo.
No se si eso quiere decir algo.
Por otro lado, en estos mismos momentos, acabo de decidir que tienes que haber sido tu quien me lo dejó. No puede existir otra explicación
Tan solo encuentro un problema en toda esta absurda situación en que me encuentro desde que me he despertado hace apenas unos minutos.

No se quien eres tu..

Es decir, si lo se, pero no te recuerdo..

Y a decir verdad, no le doy demasiadas vueltas, creo que esto me ha sucedido en otras ocasiones y al final lo he recordado..
…creo.

Alguien me ha dicho que esto me sucede, porque me niego a admitir tu existencia. Yo creo que no es cierto. Lo único que me pasa es que justo cuando te oigo entrar, sigilosa, por los entresijos de mi pasado, tan solo se me ocurre pensar en semáforos de peatones que parpadean fugaces, o en cientos de botellas vacías y algunas veces, incluso, en coches que corren muy rápido. No se porqué, pero eso es lo que me sucede.
Luego, La Nada Absoluta.

l-a-n-a-d-a-a-b-s-o-l-u-t-a..

Pensar en La Nada Absoluta siempre me hace coger frio, así que, como todavía no sé qué hacer con el regalo, me pongo en pie, lo cojo con la palma de ambas manos y salgo de la habitación.
Camino por un pasillo largo. Muy largo y muy blanco. Mis pies se hunden bajo la alfombra a cada paso que doy. De las paredes cuelgan cuadros de gente sin nombre, que creo me intentan decir algo, pero no les entiendo.
Entonces, cuando estoy a mitad del pasillo, te oigo.
Te oigo correr detrás de mí. Tus pasos suenan como cientos de pelotas de tenis cayendo a destiempo en una piscina vacía.
Me giro y no estas.
Ahora tengo mucho frío y no entiendo casi nada. Me echo a temblar. Imagino una carrera de mil coches pasando a toda velocidad por delante de mí y un bar con cientos de botellas vacías.
Pero a veces el truco no funciona.
Me pongo a temblar y creo que voy a llorar. Y si lloro recordaré ese día en el puerto. Seguro.
Tengo miedo..
Siento las primeras lagrimas, lloro..
..y recuerdo.

Te veo de nuevo en la cubierta del barco.. de ese barco negro, enorme y frio. Junto a ti habia un montón de gente, tiraban papeles y confetis contra el muelle.. hacían sonar bocinas. Todo el mundo gritaba, se abrazaba y reía.
Tu no.
Tu estabas allí, inmóvil, con tu vestido azul y tu bolso rojo.
Yo te miro desde el muelle, pero las lágrimas que se me amontonan en los ojos y me impiden verte con claridad. Tu cara está borrosa, como lo están la cara de los ángeles los días de cielo gris. Tan solo retengo el recuerdo de una sonrisa imprecisa colgando de tus labios.

Pensar en ese día me deja muy triste.

Triste.. tan triste.. y todo porque en el último momento, justo antes de darte la vuelta y fundirte para siempre con el infinito, me dijiste adiós con la mano.
Y a mi… a mi me hubiese gustado que me mandaras un beso…así, sabes?..rozando tu mano con tus labios.. y lanzandome ese beso al viento.

Pero no, tu tan solo me dijiste adiós con la mano.. y te diste la vuelta.

Y eso me deja triste.
Eso, y que esa fue la última vez que te ví.

Creo que no voy a abrir el regalo.
Hoy no.


Ñako
26.01.2004

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