02 octubre, 2007

Las Cosas de Un Sombrero y su Camino..

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A mi hermano le encantan. Los sombreros de paja, digo.. le chiflan.
Y es que mi hermano está hecho todo un payés de la nueva era, con sus tomates, sus berenjenas y hasta sus ovejas, así que el sombrero de paja forma parte de su uniforme (informal) y lo adora. Y yo, como lo adoro a él, pues también adoro los sombreros. Matemática pura.
Y es que mi hermano es mucho hermano. Es más, mi hermano es, de lejos, el mejor hermano del mundo. Por muchas cosas que no vienen a cuento, pero entre ellas está el sombrero, desde leugo.
(Por supuestisimo, mis dos hermanas son también las mejores hermanas del mundo, faltaría mas, pero como son dos se han de repartir el título. Es lo que tiene ser número par o número primo.)

En fin, que me pierdo, decía que el sombrero de paja que ahora llevo, en parte es en honor a mi hermano.
Es de paja, de ala ancha y agujeritos estrechos. Así que cuando hace sol me da sombra y cuando llueve me da unas goteras del carajo.
Es de color trigo intenso y le he añadido (ays..!) dos plumas de pájaro (o pajarraco, vaya vd a saber..). Una es blanca y esbelta, apunta al cielo. La otra, negra, curva y sedosa. Mira a tierra. Junto a ellas también he colocado una ramita de olivo, para ver si suena la flauta y tenemos la fiesta en paz.
Mas tarde, la Malinowska, me regaló un corazoncito de papel. Color rojo burdeos y con una sonrisa dibujada en él. Asi que ahora, el sombrero lleva al frente un corazón. Queda monísimo de morírseme.
Y es que me gusta. Mi sombrero me encanta. Me hace sentir ligero y sereno. Y es curioso, si lo pienso, creo que hasta me hace silbar.
Pura catarsis este sombrero.

Aparte del susodicho sombrero, a saber, también llevo: las sandalias de pescador, mis pitos de liar, el lunghee de Varanasi, un queso de cabra, el pan, el saco de dormir y mi mochila.

Todo eso, más mi sombreo, mis dudas y yo, andamos juntos caminando El Camino de Santiago.

Y la verdad, si tengo que decir la verdad, pues no se..
Porque al principio uno piensa que esto del Camino, son 790 km. y punto. De Roncesvalles a Santiago de Compostela. Un pie delante y otro detrás. Hasta llegar al apóstol. Fin del asunto.

Pero no claro..
Como siempre, al poco de echar a andar uno ya ve que, como siempre, casi todo es otra cosa.
Y es que resulta, que lo del Camino, mas que una distancia (o un espacio..) es un tiempo. Ya lo dijo Alberto. Einstein, quiero decir. ¨..la curvatura espacio-temporal.. bla, bla..” (no hay quién entienda la teroría, pero me viene al pelo..)
Así que por mucho que mi sombrero y yo, curvas parriba y curvas pabajo, ya llevemos caminados mas de 700 km. resulta que eso no es la cosa. No, no lo es. Lo de los kilómetros, parece ser, es lo de menos.
Aquí lo que cuenta es el tiempo.
Y tampoco tiempo como suma de dias, nooo.. (que llevamos ya casi un mes pateando..), sino tiempo como goteo de momentos.
(Olé, ahí me he quedado solo.. juas!)

Quiero decir, que a parte de lo fantástico de los días tranquilos, de las semanas sin prisas o del mes sin asfalto, lo que me tiene traspuesto son los tiempos muertos.

Los instantes suspendidos.. esos extraños momentos perdidos.

Caminar. Caminar y escuchar una voz. Buscar con los ojos y lejos, encontrar un pastor. Con el brazo levantado, saludando. Pararse y responder igual, con el brazo. También sonreir, aunque él no lo vea. Porque está bien sonreir aunq no te vean. Está muy bien. Quedarse así, un rato. Dos ratos. Y luego, luego continuar andando, mirando de nuevo hacia el frente. Aún con el brazo levantado. Pero al poco pararse, volver a mirar hacia atrás, hacia él. Y pensar, porque no?. Porque no.. y cruzar el campo de trigo. Volver a sonreir. Sentarse junto a él. Contar las ovejas. Y juntos, comer y beber. El vino de su bota. El queso de mi mochila.
Y luego, mas tarde, quizas.. seguir caminando.

O..

Levantarse temprano y aún de noche, echar a andar. Tener frio, mirar al cielo, buscar el sol. Encontrar una caravana. Y a Maria Luisa, esa señora italiana, sacar su cabeza por la ventana. “Un capuchino??”. Claro, un café calentito. Entrar, todo pequeño y bajito. Todo de juguete. Charlar y reir. Historias de ampollas y risas con sueño. Y despedirse. Y andar. Volver a andar..

O..

El sol bajo de la mañana. Del alba. Y sus sombras. Como El Universo Sombra, del Doctor Trifero, de Loriga. Sombras largas. Tremendamente largas. Observar atónito. Todo tiene su sombra a esa hora. Hasta las piedras mas diminutas. Hasta la hierba mas baja. Con el sol recien estrenado, todo tiene su sombra. Es asombroso lo de las sombras. La mía es enorme. Perece que lleve zancos en las piernas. Y jugar. Con las sombras, jugar. Saltar. Parar. Reir. Y después, andar..

O..

En silencio, ver la tristeza. En silencio, un campo de girasoles. Muertos. Con la cabeza gacha. Resecos. Mirando al suelo. La tristeza. O un columpio. Roto. Abandonado. Sin niños. Ver la tristeza.

O..

Amigo. El perro sin dueño. Amigo, el perro bueno. Mirada miedosa y hermosa. Amigo, el perro q me siguió un día entero. 28 kilometros. Amigo, el perro que desapareció durangte la noche. Amigo, le llamé Amigo, a ese perro. En recuerdo de otro Amigo.

O..

Sentir el poder del paso. Un pie detras del otro. La medida justa. El paso. La inmensa fuerza de un paso. La determinación, el impulso, la dirección. El comienzo de cualquier viaje. Nada delante, nada detras. Un paso. Y otro. Y otro. Y otro.. El poder del paso. El poder, sin limites, de un paso. Sin limites. Un paso.

O..

O Alguien llorando en una ermita. O los cristales de colores de la catedral. O un ermitaño y un templario. O las cenas bajo la luna. O las noches sin albergue, durmiendo en camas de paja. O los monasterios eternos. O los huesos de Atapuerca. O los dulces besos. O peregrinos en silencio caminando por un sendero..


“Hoy comienzo a andar. Hoy comienzo a seguir las huellas que durante cientos de años muchos dejaron. Mañana, quizas, otros sigan las huellas que yo hoy dejaré..”
Escrito en un muro de Roncesvalles, en El Camino..



*Mi sombrero y yo, despues de 7oo y pico kilomteros, nos quedamos a 52 de Santiago. Tenia que escojer entre ver a mi familia al completo (que pocas veces pasa..) o saludar al apostol. Elejí la familia..
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