20 agosto, 2007

Las Cosas de los Ciclos Oscuros

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Quieto..
..me gustaría quedarme quieto.
En cualquier lugar, en silencio..
Quedarme quieto.
Quieto hasta dejar de ser, o hasta ser materia inerte.
Convertirme en roca.
Quieto para No Ser.
Quieto para dejar que el tiempo, el agua y el viento me golpeen el rostro que ya no es. Para dejar que la erosión deshaga mis formas.
Quieto para dejar de oír mi maldita mente.
Quieto..
Me gustaría quedarme quieto hasta desaparecer.

Ha llegado de nuevo El Vacío.
Enorme. Oscuro. Y obsceno.
Como un barco hundido..
El Vacío..
Tengo miedo.

Echarme a llorar.
También me gustaría echarme a llorar.
Llorar como un niño. Llorar lágrimas d tristeza, odio y hastío.
Llorar. Llorar. Y llorar.
Echarme a llorar.. hasta desaparecer.

La única puerta del pasillo.
El Vacío..
Tiemblo.

O cerrar los ojos.
Cerrar los ojos y echarme a andar.
Andar sin parar, sin ver, sin pensar.
Andar hasta destrozarme los pies, hasta que ya no haya camino.
Cerrar los ojos y echarme a andar.. hasta desparecer.

Un agujero en las entrañas.
Una nada gigantesca.
El Vacío..

El Vacío, espacio que queda entre lo que creo que siento y lo que verdaderamente siento.
Nada.
El espacio entre lo que no siento y lo que una vez creí que sentía.
Nada.
El Vacío y el segundo que existe antes de darme cuenta que no soy cierto, que soy humo, que soy mentira y engaño..
El Vacío y el abismo que existe entre mi mirada y su mirada, entre mis adentros y mis afueras, entre ese ser que dice El que soy yo y yo..
El Vacío y el recorrido que existe entre mi mente y mi Alma.

El Vacío y el tipo que me habita.
El Otro.
Mi Vacío es el Otro.
Y le tengo miedo. Porque el Otro me niega. Porque me destruye. Porque me dice que yo no soy. Que no soy.


Curioso asunto este..
El asunto de los ciclos oscuros, digo.
Ver como empiezan y como acaban. Ver como se abren y como se cierran.
Infalibles e inevitables. Como los putos relojes de cuco.

El principio del ciclo, mi principio, es ver como El Otro, que soy yo mismo convertido en agujero negro, abre(o) la boca y se(me) lo traga(o) todo. Lenta y salvajemente, me devoro a mi mismo, entero. Como una serpiente caníbal o como una conciencia antropófaga. Da igual. Entero.
Adiós, arrevoire, offiddersen camaradas..

Y por un tiempo, se acabó.
Tan solo silencio y aislamiento. A la mierda.
Ausencia total. Quietud exterior.
Disimulo con todo lo que me rodea, nadie se entera de nada.. Desconexión y piloto automático. Al carajo.. El Otro es el dueño y nadie lo sabe, tan solo yo. Y yo no estoy por ningún lado.

Y a partir de ahí, devastación interior. Batalla campal..
Limpieza étnica en las entrañas. Cuchillos en la mente y crímenes en el Alma.
Ni rastro de la voluntad ni del esfuerzo por salir de la mierda. No existen los recuerdos ni las cosas mil veces repetidas. No valen los consejos ni las creencias. No sirven ni el cariño ni las buenas palabras.
Nada. Ni nadie.
Tan solo dolor. Y soledad. Y dolor, mogollón de dolor..
Sensación de pérdida, de isla.. de Vacío.
La Nada.
Y el tiempo.. el tiempo.. el tiempo.
Y El Otro y yo cortándonos en pedazos. Negándonos el uno al otro..
Y el tiempo corriendo, tic.. tac..tic.. tac.. y yo sin poder gritar. Ni llorar. Ni correr.
Nada. La Nada y El Vacío.
Y yo muriéndome y el joputa de El Otro pasándoselo en grande.
Y más dolor. Y más soledad. Y más tiempo.
Una jodienda, de verdad. Una jodienda del tamaño de un maldito piano de cola.

Pero al final siempre llega el fin, que dice Joaquín, y después de los últimos gritos desde el hueco de mi mismo, desde el Vacío que quedó entre el Otro y yo, pasado el armisticio, se cierra el ciclo. Entonces se puede dar un paso a un lado y observar.
Observar.
El rastro que dejó el ciclo oscuro. El rastro que dejamos El Otro y yo. El terreno deshecho de la batalla. Los muertos y los heridos. La sangre reseca. Las murallas derribadas, los muros de contención hechos mierda, los cascotes por todos lados.. y las armas.
Mis armas, mi orgullo, mi autosuficiencia, mi razón, mis creencias.. esas armas y esos muros que no sirvieron de un puto carajo cuando de verdad llegó la guerra, ahí están, tiradas, inútiles..
Un espectáculo.
A veces, no queda casi nada en pie. Porque hay ciclos como ciclones (!) que se llevan todo a su paso. Ciclos que duelen, que te perforan las entrañas hasta llegar donde tú no querías ni tan siquiera mirar.
Jodidos como pocas cosas en este mundo, esos ciclos.

Pero pasado un tiempo, siempre hay que buscar, siempre..
Entre las ruinas.Porque a veces, mientras se rebusca entre las ruinas, se logra encontrar algo.. Eso es lo bueno del curioso asunto este de los ciclos, que a veces algo queda en pie después del vendaval. Suele estar doblado o agrietado, quizás con un montón de mierda encima, es cierto, pero está en pie. Como los juncos y las cañas.
Con dos cojones y mirándote a los ojos.. diciendo "Compadre, esta vez nos dieron fuerte, pero aquí estoy.. para lo que mandes, jefe"
Y cuando eso pasa, cuando encuentras ese algo, ese tipo (q eres tu mismo..) que te mira a los ojos y te dice eso, joder.. entonces toda esa mierda d ciclo valió la pena. Tuvo un sentido.
Al menos para mi tuvo un sentido.

Y a veces, la mayoría, lo que suelo encontrar en pie es tal solo un símbolo. Es curioso, pero es así..
Una señal, quizás..
Es como tropezar de nuevo con mi hilo invisible.
No se, ahora que lo pienso quizás tan solo se trate de eso.. quizás los ciclos, mis ciclos, tan solo sean eso, perder y recuperar mi hilo invisible.
Perder y recuperar la sintonía con mi Vida. Con La Vida..

Estos últimos tiempos he estado hecho una mierda. He andado de lleno por uno de mis ciclos más oscuros. Deambulando por los aquíes y por los allíes (como dice alguien q quien quiero con locura) pero hecho una mierda. Sería una gilipollez ponerle otro nombre.

Pero ya pasó lo peor.
Ya pasó..
Después de creer que esta vez perdía la batalla (cuanto dramatismo, por todos los Dioses..), después de encerrarme en mi cáscara cual mejillón de roca y de tratar de despistar hasta a mi sombra, ya pasó.

Fue hace una semana.
El domingo pasado, dia 12 creo, el ciclo se cerró. O al menos se comenzó a cerrar.
Me bajé a la playa a eso de las nueve de la noche con la bici y la música, me senté en una roca del espigón y comenzó a llover. A llover a cantaros.
Lluvia, viento, truenos, relámpagos y toda la pesca.. Algo precioso.
Y ahí me quedé. A saber porque, pero ahí me quedé.
Lo bueno del caso es que después de tres horas ahí sentado, escuchando Dead Can Dance, The Host of Seraphin (Baraka), Djivan Gasparyan.. y demás música del principio de los tiempos, el Otro había desaparecido.
Estaba empapado, y la lluvia y el viento seguían atizando de lo lindo, pero el Otro ya no estaba por ningún lado.
Cuando el Otro desaparece, la sensación es inconfundible. No hay error posible.. ya no está. Te palpas y repasas los brazos, el esófago, el cuello, la mente, las piernas.. y la entrepierna (¡!).. ni rastro del Otro.
La sensación pasó de la incredulidad a la euforia, así que tambien me dio por gritar como a un chiquillo. Una gozada esto de liberar espíritus desde la garganta..
Me quedé un rato mas ahí.. ya sin música pero sintiendo el agua y el viento. Mirando los relámpagos.
De vuelta a casa con la bici, me acordé del texto que había escrito hacía algún tiempo, ese que decía que “me gustaría que el agua y el viento deshiciesen mis formas.. que me gustaría quedarme quieto sobre una roca hasta desaparecer”
Y pensé, no se.. pensé que de algún modo había sucedido eso.
Pensé que me había quedado quieto, que la lluvia y el viento me habían golpeado el rostro.. pero quien se había convertido en roca, quien había desaparecido era El Otro. El Otro..

Pensé que esta vez, el ciclo se abrió con unas letras escritas y se cerró con la tormenta de la que esas letras hablaban.
Y lo que quedó en pie.. bueno, lo que quedó en pie estaba tan claro.. tanto..
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PD. Hace unos dias, me cuentan, murió Lucy. Una de las niñas de Daya Dan. Ocho años y una manera de reirse que nos volvía locos a todos. Una niña preciosa. Dormía a dos cunas de distancia de Raju.
Para ella, allá por donde ande, el mejor de los abrazos.
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